Los que nos consideramos parte de esa tradición política e histórica que definimos como izquierda nacional, nos empeñamos en definir a personajes históricos o movimientos políticos con el mote de "MITRISTAS". Bartolomé Mitre (1821-1906) fue un político, militar, periodista e historiador representante de la oligarquía Argentina. Mitre fue el tipo ideal de lo que sería un político oligárquico. El "ismo" para nosotros representa una doctrina que intentaremos definir en estas líneas.
Lo producido en el interior que se exportaba tributaba retenciones, lo importado que se consumía en el interior también. La renta aduanera sin embargo quedaba en las arcas solamente de la Provincia de Buenos Aires. Desde mediados de los años 20 hasta 1880, Buenos Aires y el interior se enfrentaron con el objeto de resolver esta "tarea inconclusa". Sin la democratización de la renta aduanera no era posible el sostenimiento de un Estado Nación.
En un intento por someter a Buenos Aires a los compromisos de la Constitución del 53 para lograr la organización nacional tan ansiada. Las tropas Confederadas al mando de Urquiza se enfrentan a las de Buenos Aires comandadas por Mitre en la batalla de Pavón en 1862. La victoria de estas últimas, cuando Urquiza parecía tener asegurada la victoria, trajo consecuencias nefastas que marcaron los límites políticos de la organización Nacional que se estaba gestando.
Buenos Aires sometió a todas las provincias a sus intereses. Mitre fue Presidente entre 1862 y 1868 y su política combinó una economía librecambista y la represión más cruenta de la historia de la Argentina para sostenerla. Los caudillos del interior resistieron los efectos de aquella política colonizadora que destruía los embriones de talleres que componían las economías del interior, pero el poderío económico de Buenos Aires respaldado por su aduana se impuso militarmente. Se calculan en alrededor 5000 muertos en un país que apenas llegaba al 1.500.000 de habitantes en ese entonces y que la historia oficial argentina ignora supinamente dado que su principal escriba fue precisamente Bartolomé Mitre.
Su política probritánica no solo garantizaba la venta de los ponchos que se hacían en Lancashire sino que también comandaba la Guerra de la "Triple Infamia" para destruir ese mal ejemplo que representaba el Paraguay y su notable desarrollo industrial autónomo comandado por el Estado. Esta sangrienta guerra fraticida que tuvo resistencias de los caudillos del interior y que duro seis larguísimos años (1864-1870) no solo diezmó a su población sino que además destruyó con saña la infraestructura que el desarrollo de las fuerzas productivas había logrado, produciendo efectos que perduran hasta la actualidad.
Semejantes pergaminos políticos hizo imposible su reaparición como candidato. Mitre sin embargo siguió siendo un operador político influyente y su aporte a la oligarquía pasó a ser fundamentalmente ideológico. En 1870 fundó el diario La Nación bajo el lema "La Nación Será tribuna de Doctrina" sincerando su intento de apuntalamiento político desde las editoriales. Es por eso que un patriota como Don Arturo Jauretche ironizaba “Cuando tengo una duda, me acuesto pensando en eso; si cuando me levanto persiste mi duda, leo «La Nación» y hago EXACTAMENTE LO CONTRARIO".
Pero aquella historia que no podía perdurar en la memoria del pueblo merecía existir como mito y entonces fundo la historiografía oficial argentina con obras como Historia de Belgrano y de la Independencia Argentina y la Historia de San Martín y de la Emancipación Sudamericana. (Re) Escribió así la historia que la burguesía comercial porteña necesitaba para autojustificar su proyecto de país. Como bien lo supo resumir Jorge Abelardo Ramos en su libro "Del Patriciado a la Oligarquía"
"El mitrismo es el precedente inmediato de la ideología antinacional de nuestra época y su justificación histórica. Su figura ha suscitado siempre la simpatía imperialista. La síntesis de su política y de sus ideas, es ésta: defensor de una «democracia» formal, dirigida por una minoría oligárquica apta; enemigo del «criollismo bárbaro» y partidario del foco civilizador de Buenos Aires y el Litoral; librecambista, ganadero y agrarista, sostenedor de la estructura semicolonial y comercial del país; antiindustrialista, cosmopolita, amigo de la «iniciativa privada», civilista, adversario del «militarismo» (excepto cuando encuentra un puñado de jefes cipayos a su servicio); traductor, lacayo espiritual de la cultura europea y de su preeminencia técnica."
No hace a uno Mitrista el hecho de haber sido contemporáneo de Mitre, ni de haber adscrito a sus ideas concientemente. Un Mitrista en definitiva es un cipayo, un personaje cuyos actos concientes o inconcientes llevan a perpetuar la situación de dependencia semicolonial de nuestro país minimizando o debilitando sus fuerzas soberanas y despreciando sus tradiciones culturales, sociales, históricas y políticas y eso a veces no impide que el mismo sea reconocido como un militante de izquierda.
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