La historiadora Joan Scott dedicada a los estudios de género desde hace muchos años, toma el concepto de “experiencia” para indicar lo trascendente de estudiar la forma en que se moldean las subjetividades de las feminidades, cuáles son sus trayectorias de vida, como construyen sus vínculos afectivos y de qué forma tejen relaciones con las instituciones políticas, sociales y culturales. Scott considera: aquello que pensamos, vivenciamos y nos conforma como tales es el basamento de las representaciones que nos hacemos del mundo en el cual vivimos, por lo tanto, la/as experiencia/s son formativas (Scott, Joan (2001) “Experiencia”. La ventana 13).
Que importantes son entonces las trayectorias escolares a la hora de la construcción de nuestra identidad. La escuela con sus acciones muchas veces crea y recrea estereotipos culturales asocia-dos al rol de las masculinidades y de las feminidades en nuestra sociedad.
Mocha Celis-Bachillerato Trans, es la primera institución educativa en romper con los estereotipos de género de forma explícita, como escuela toda. Debe su nombre a una travesti tucumana que murió de tres tiros, se cree que disparados por un policía. Mocha no sabía leer, ni escribir.
Ubicada en el barrio de Chacarita de la Ciudad de Buenos Aires es la primera escuela de América Latina dedicada a la comunidad trans, se presenta y se erige como es, una escuela inclusiva pero no exclusiva, la comunidad está formada por un amplio conjunto de personas que comparten un objetivo en común terminar sus estudios secundarios.
Creada en el 2011 es el resultado de una demanda concreta del colectivo trans, el Derecho a la Educación, pero… ¿Por qué demandar un derecho que ya está explicitado en la Constitución Nacional? Lohana Berkins, dirigente del movimiento travesti-trans hasta su muerte y una de las creadoras de la Institución abría este interrogante en una de las tantas entrevistasen que participó.
Lo cierto es que una de las causas centrales está vinculada a la deserción escolar a la que está sometido este colectivo. Las personas trans en general suelen concurrir a las escuelas hasta que deciden manifestar sus deseos e inician el cambio de género, en general esto sucede en la adolescencia. Al comenzar este camino suelen ser discriminadas tanto por sus familias, como por las instituciones educativas que no consideran su identidad de género. Por tal motivo, suelen abandonar la escuela, se van de sus casas, dedicándose a la prostitución como modo de vida con el fin de lograr un in-greso para poder sobrevivir, este es centralmente el caso de las mujeres trans. Lo importante para destacar es que tanto hombres, como mujeres trans no suelen estar incorporades y se hace difícil su inserción en el sistema de trabajo formal, en parte por este derecho vulnerado de acceso a la educación.
Esta situación de exclusión se combina con la falta de acceso a la salud y a la vivienda, recordemos que las personas trans tienen una esperanza de vida que no supera los 35 años. La realidad a la que se ve sometido el colectivo es consecuencia de un Estado que por años se ha mostrado ausente en cuanto a la legislación y a la creación de políticas públicas vinculadas a mejorar la vida de las personas trans.
Por ello, quienes conformamos la institución tenemos por objeto la defensa de los derechos de las disidencias, y en particular de las personas trans, tanto en el plano simbólico, como en el pragmático. Recordando, que la igualdad de género no está asociada sólo a la posibilidad de ser nombrade, sino que dicha construcción simbólica está referenciada en un conjunto de acciones que se hallan en justa relación con el resguardo de los derechos de las personas trans y su consecuente concreción.
Continuemos por este camino porque tal como dijo Lohana: “El tiempo de la revolución es ahora, furia travesti”. Hagamos honor a su legado y a su testimonio, cada día compartido en la escuela, será una llave para abrir otras puertas, consolidar derechos y desterrar dolores.
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