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Foto del escritorGastón González

Día de la Siderurgia Nacional: el legado de Manuel Savio

Rememorar a Manuel Savio y lo que significó para la siderurgia argentina implica reflexionar sobre el propio desarrollo industrial nacional y sus implicancias en la reconfiguración de una nueva matriz productiva que aliente un proyecto económico soberano. La inserción económica dependiente de nuestro país condicionó la realización de diferentes proyectos industrialistas que han quedado truncos, y ello a su vez, reproduce aún hoy la dependencia semicolonial. Las recurrentes crisis de balanza de pagos, que se traducen en sucesivas restricciones externas, asedian las posibilidades de un desarrollo propio e integral.  

     Actualmente, sufrimos los padecimientos del programa del circulo vicioso basado en la valorización financiera, fuga de capitales y endeudamiento externo ejecutado por gobierno de la alianza Cambiemos. Basta con recordar que aprovechándose de esta debilidad estructural, los fondos buitres y la oligarquía silobolsista jaquearon al patriótico gobierno de CFK en su segundo mandato. Claro que esta es una de las múltiples manifestaciones del problema. El proyecto industrial inconcluso tiende a crisis crónicas. Este tipo de crecimiento de la economía provoca, a su vez, el despliegue de una industria dependiente. El sector industrial que apenas logra crecer por espasmos externos en determinados nichos, desarticulada vertical y horizontalmente; demanda materias primas, maquinarias, repuestos o insumos del exterior; provocando una sangría de divisas que la exportación agropecuaria no puede sostener. 

     Ante el estrangulamiento externo, la “sustitución de importaciones” es una respuesta patriótica defensiva y de contabilidad sencilla: producir acá para ahorrarnos divisas en la importación de productos. Pero el desarrollo de la industria siderúrgica supone concebir la planificación de una rama estratégica, que se inserta dentro de un proyecto nacional. Un proyecto capaz de construir una economía con mayores niveles de independencia económica, pero por sobre todo soberana y autocentrada, impulsada por las necesidades de nuestro pueblo.  

     El general Manuel Savio fue indudablemente un patriota que pensó en el desarrollo nacional1 en este sentido. Se propuso desarrollar la industria pesada en el país y tuvo claro que dicho sector era estratégico y por lo tanto, debía ser conducido por el Estado, lo cual significaba un abierto al status semicolonial que las naciones imperialistas tenían reservado para Argentina. No hay proyecto soberano sin independencia económica y no hay independencia económica sin desarrollo industrial integrado. Del mismo modo en que no hay desarrollo industrial integrado sin la producción de bienes de capital, y no hay posibilidad de producción estos sin la producción de acero.  

     El ingeniero Savio fue autor de la Ley N° 12.709 de 1941 en la que se creó la dirección General de Fabricaciones Militares (del que fue presidente), y desempeñando esa función fundó los Altos Hornos Zapla en Jujuy. Desde Fabricaciones Militares impulsó la industria química pesada, creando las plantas químicas de Río Tercero, José de la Quintana y Tucumán. En 1947, instituyó el Plan Siderúrgico Argentino, conocido como plan Savio, a partir del cual se creó SOMISA (Sociedad Mixta Siderúrgica Argentina). Lamentablemente dichas empresas fueron privatizadas durante la nefasta década de 1990, perdiéndose así dos puntales fundamentales del desarrollo nacional y del Estado empresario.  

     Es un patriota olvidado, y eso se lo debemos a por lo menos dos derrotas culturales que debemos revertir como condición para una emancipación definitiva. La primera, el triste rol de las fuerzas armadas durante las últimas dictaduras, que ha generado una coraza antimilitarista en la sociedad argentina, que desprecia y olvida cualquier expresión patriótica que provenga de sus filas. El segundo, la centralidad del proyecto de nación oligárquica que le reserva un rol dependiente, extrovertido y agroexportador a la economía argentina. En esta concepción colonial, todo desarrollo industrial aparece como un despilfarro de recursos innecesario.  

     Esta zoncera muchas veces se la hemos escuchado decir a algunos compañeros a mediados de la primera década del siglo XXI, en momentos en que la soja tocaba sus precios máximos históricos. Eran tiempos de crecientes exportaciones de soja a una China que se industrializaba, y en los cuales la máxima cepalina de la “tendencia al deterioro de los términos de intercambio”2 parecía ser cosa del pasado. 

     La soberanía política, es hija de la independencia económica y en eso el general Savio nos dejó una enseñanza enorme. Su lucha por argentinizar el acero" fue la piedra angular de un proyecto trunco de desarrollo económico independiente y autocentrado de la industria pesada en nuestro país. Falleció un 31 de Julio de 1948, a los 56 años, es por eso que un día como hoy se conmemora el "Día de la Siderurgia Nacional". El General Savio, ha dejado un legado tal que cualquier proyecto de liberación nacional lo reconocerá como uno de sus pilares y referencias ineludibles.

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