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Foto del escritorMartín Gorojovsky

Belgrano, Güemes y los desencuentros de la emancipación rioplatense

La trayectoria de los generales Martín Miguel de Güemes y Manuel Belgrano, héroes de la Independencia latinoamericana, nos permite asomarnos a algunas de las contradicciones más importantes de nuestra primera década de vida independiente.

Burocracia y masas populares

     Belgrano fue un hombre de la burocracia estatal, producto de las reformas que los Borbones intentaron llevar adelante en España y su imperio durante el siglo XVIII. Educado en la Universidad de Salamanca, combinaba la capacidad civil con la militar. Contra lo que se sostiene habitualmente, no fue un abogado metido a militar en el vértigo de la revolución hispanoamericana, sino el tipo de funcionario que la corona española formaba para administrar sus dominios, y para defenderlos de la competencia que planteaban Gran Bretaña y Francia.

     Desde el Consulado de Buenos Aires, defendió el proteccionismo económico para fomentar la manufactura local y, como político, bregó por el mantenimiento de la unidad continental, ya fuera como provincia ultramarina, en vez de colonia, de la metrópoli europea, o como nación independiente. Antes de la Revolución de mayo, integró el grupo Carlotino que, ante la invasión napoleónica a España, promovía la coronación como soberana de América de la Infanta Carlota Joaquina, hermana del cautivo rey Fernando VII. Años más tarde, y con el mismo objetivo, defendería la idea de una monarquía americana autóctona, a través de la coronación de un descendiente de los Incas.

     Como vocal de la Primera Junta, escribió las bases del Plan de Operaciones de Mariano Moreno, documento político que llamaba a combatir la concentración de riqueza en las clases rentistas parasitarias. Sin embargo, este radicalismo de 1810 se atenuó cuando la Restauración absolutista triunfó en Europa. La ola contrarrevolucionaria, y el carácter reformista del Iluminismo español que lo había formado, lo llevaron a rechazar la tumultuosa experiencia de las masas agrupadas bajo la bandera de José Artigas.

     En 1817, ahogó el intento del coronel Juan F. Borges por incorporar a la provincia de Santiago del Estero al sistema federal y en 1820 acató la orden de poner al Ejército del Norte al servicio de la lucha contra los caudillos del Litoral. Aunque Belgrano no llegó a enfrentarlos, debido al avance de su enfermedad y a la sublevación de las tropas en el Motín de Arequito, su actitud final fue una muestra del fatal desencuentro entre la burocracia de Estado y las masas en las que se podría haber apoyado para triunfar contra el absolutismo.

El frente de clases en la revolución

     El caso de Güemes es ilustrativo de la dinámica de clases sociales durante la Independencia, y para ahondar en la cuestión remitimos al lector al ensayo “Güemes y la gente decente de Salta”, escrito por el dirigente político marxista Jorge E. Spilimbergo como parte de una biografía que el autor nunca finalizó. En este trabajo, Spilimbergo demuestra que la muerte del general Güemes, ocurrida casi exactamente un año después de la de Belgrano, no se trató de un simple episodio de armas, sino de la coronación de un complot urdido por la oligarquía salteña, a la que el mismo Güemes pertenecía y con la que rompió políticamente durante los años de su gobernación y lucha contra los realistas.

     En la propia dialéctica de la lucha independentista, Güemes descubrió aquello que Belgrano y el funcionariado de origen reformista borbónico nunca pudieron encontrar: una base social (las masas de gauchos en el campo y la plebe urbana) en la que apoyarse para llevar hasta sus últimas consecuencias la liquidación de las clases que medraban, y medran todavía hoy, en el atraso del resto de la sociedad.

El principio del fin

     Las muertes de Belgrano y Güemes coincidieron no solo en tiempo entre sí, sino con el retroceso del proyecto emancipador latinoamericano, cuyo declive comenzó en el Río de la Plata y se extendió hacia el norte del continente como fuego consumiendo la mecha de un explosivo. Al creador de la bandera le tocó morir en medio de la disolución del gobierno central, consecuencia de la lucha de Buenos Aires contra Artigas, quien fue derrotado y exiliado ese mismo año.

     El conflicto social que abrió paso al complot oligárquico contra Güemes se enmarca en la misma lucha social que acabó con la derrota artiguista, y también fue un golpe a la causa revolucionaria, puesto que el caudillo salteño y sus tropas eran el ala sur de la campaña sanmartiniana contra el Perú realista. Güemes era además un vínculo del Libertador con la política del Río de la Plata. Sin este apoyo, San Martín se encontró aislado frente a la oligarquía peruana que lo traicionaría a él primero, y a Simón Bolívar después, dejando como tarea pendiente hasta nuestros días la construcción de la unidad continental.

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